A la hora de prevenir o actuar frente a un incendio en en nuestro hogar, la seguridad empieza por la acertada elección de materiales y productos que ayuden a prevenirlo, como son las puertas cortafuego, también conocidas como puertas RF (resistentes al fuego).
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Las puertas cortafuegos evitan mediante un sistema de compartimentación que se propague el incendio, permitiendo así una rápida evacuación del edificio. Existen multitud de tipos, como puertas RF vidriadas, de acero inoxidable, con revestimiento de madera, acústicas, correderas y con otros acabados especiales, así como mamparas cortafuego; por lo que se contará con infinidad de modelos que se ajusten a las características que demande su negocio u hogar.
Debido a su propiedad de aislamiento térmico, actúan como barrera ante el fuego, retrasando entonces el avance del mismo. La puerta debe mantenerse siempre abierta; esta será arrastrada por el contrapeso y quedará totalmente cerrada cuando la señal de alarma emita un impulso al electro-imán (24 VCC). La junta intumescente se expande en el laberinto corta-humos en todo el perímetro de la puerta, quedando sellada. Se deberá realizar una revisión mensual para comprobar que la puerta sigua cerrándose total y automáticamente cuando se deja suelta pasado el primer año de instalación. Están diseñadas para el cierre de espacios de considerables dimensiones.
Internacionalmente se clasifican según su capacidad de resistencia al fuego, la que depende del material aislante de su interior. Se clasifican en RF-1 hora, RF- 1 hora y media, RF-2 horas y RF-3 horas, según el período que resista a la temperatura media en los ensayos de aislamiento térmico.
Las puertas pivotantes metálicas son las más habituales, diseñadas para que la temperatura media de la hoja no supere los 140 grados centígrados, los 180 grados centígrados en cualquier punto de la hoja y que el marco no exceda los 360 grados. También es importante su estanqueidad a los gases inflamables.
Se deberá prestar destacada atención tanto a su correcto uso como a su mantenimiento. Ejemplos de uso y mantenimiento inadecuados son el mal estado de las cadenas y los candados, una puerta deformada o una holgura insuficiente. Una bisagra deteriorada podría evitar que la puerta se abriera o cerrara con facilidad, tratándose entonces de un elemento merecedor de importante atención. El período de vida útil de la puerta cortafuego no deberá superar los 20 años aproximadamente. Para un correcto mantenimiento se comprobará el estado de la puerta, como la ausencia de golpes y roturas; el de los componentes fundamentales como las manivelas y las juntas intumescentes; la capacidad de autocierre, anteriormente mencionada; y el uso de piezas de repuesto pertenecientes a la misma marca. Asimismo, la empresa poseedora de la puerta RF deberá contar con una plantilla cualificada para su uso. Tan importante es su adecuado mantenimiento, que el artículo 11 del Código Técnico de Edificacion (CTE) establece una serie de premisas a seguir para disfrutar así de la total protección que ofrecen estas puertas cortafuego.